sábado, 31 de octubre de 2015

Ráfaga 2

Último día en casa antes de partir. Paso la mañana haciendo el petate parsimoniosamente, lentamente, acojonadamente. Llega la hora. He de ir a Barcelona, el tren sale a las seis y antes he de pasar de nuevo por el cuartel de Intendencia. Espero que no esté por allí el pelotón de ejecución, ya formado. Me despido de la familia. Lágrimas. Más acojone. Cojo el BS y me bajo en Marina. Camino por la Meridiana hacia la Ciutadella. Voy vestido de paisano, pero el petate me delata. Soy un montón de mili con patas. Desde la terraza de un bar, un grupo de gente me contempla. Es gente normal que seguirá llevando una vida normal. Mi normalidad quedará secuestrada a partir de esta tarde durante un año.


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